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LA RUTA 205 SE TIÑÓ DE NARANJA

SE NECESITABA TANTO GOL PARA DEFINIR UN PARTIDO TAN CERRADO

Escribe Carlos A. Jáuregui para La Huella Deportes

Ante todo mi agradecimiento a La Huella por convocarme a escribir estas líneas de análisis de otra emotiva finalísima del fútbol oficial de Primera, con la definición del torneo que llevó el nombre del querido e inolvidable Vasco Héctor Irigoyen.


Como se podía prever después del pálido y cerrado 0 a 0 de la ida en el “Luis Caracoch”, este segundo capítulo, el último, arrojó otro juego de dientes apretados, en el que cada uno puso lo mejor de sí, y ambos equipos priorizaron no cometer errores que podían pagarse muy caro.


Madreselva estuvo muy lejos de aquel elenco arrollador de la fase clasificatoria que pasó por arriba a los rivales y ganó su grupo de manera categórica.
Los Naranjos hizo su juego, defendió con criterio y trató de ahogar al rival en el medio para impedirle que generara juego, respetó ese libreto de manera impecable y, en una de las poquísimas acciones de juego hilvanado con pases criteriosos y un cambio de frente estupendo, logró el único tanto, el que definió el partido y el título.

Lamboglia fue clave en el fondo y jugó un gran partido


Iban 33 minutos del complemento, combinaron el Gallego Blasco y un Andrés Monzón que sin dudas fue figura descollante del partido, y que vio llegar libre a Sebastián Rubano, metió un exquisito cambio de frente, y más exquisita fue la definición del volante que sacó un remate precioso y preciso, dejando sin chance alguna a ese notable arquero que es Maxi Maglione.

Hasta ese momento había pasado poco, especialmente en las áreas. Los dos arqueros mostraron porqué son de los mejores del fútbol actual, una tapada notable de Maglione ante un tiro libre al ángulo de Onetto, y una salida magistral de Brun cuando Andrich se metía con pelota dominada y ventaja sobre el defensor que lo perseguía.


En el segundo tiempo Onetto se proyectó y se metió en el área por el lateral izquierdo, definiendo muy mal cuando pisaba el área chica, y enseguida se produjo una de las chances más claras de Madreselva en todo el juego, el remate de Garay que pedía red y que frenó el travesaño con Brun vencido. Después del 1 a 0 se fue con todo el rojinegro buscando el empate, y Brun le sacó un gol hecho a Andrich a puro reflejo.

Rubano y un golazo que quedará en la historia del conjunto naranja


El desenlace nos depararía otra sorpresa, ya que cuando quedaba muy poco, Bobadilla cobró una infracción en ataque a Los Naranjos, el Gallego Blasco siguió con la pelota, y Maxi Maglione lo atropelló. Inexplicablemente Franco Brun salió desde su arco disparado al área rival para reprocharle a su colega, y la situación terminó con la expulsión de ambos goleros, en una decisión irreprochable de Bobadilla.


Con arqueros improvisados (“Ricky” Campos en el naranja y Tomás Cagliari en el rojinegro) se vivieron los dramáticos últimos minutos: Campos se lució tapando un remate que pudo haber sido el empate, y Bobadilla se “comió” un claro penal a Blasco.

Llegó el silbato final, la locura del naranja y toda su gente, lágrimas y mucha emoción por este logro. Una final típica de finales, con poco fútbol y mucha entrega, que se definió con un gol de otro partido, así de simple.

La familia de Héctor “Vasco” Irigoyen haciendo entrega a Los Naranjos del trofeo. El campetonato de mayores llevó el nombre del histórico dirigente