“Chiche” Scasso: amores para toda la vida

*Por Guido Francabila

Hoy voy a darme el lujo y el gusto de homenajear a una de las personas más importante de mi vida, a un dirigente incansable, político, periodista, preceptor y muchas cosas más. Pero por sobre todas las cosas, el mejor abuelo del mundo: “Chiche” Scasso.

Juan José Scasso nació el 7 de noviembre de 1930 en Lobos. Hijo de Ángel Scasso y María Inés Briano, “Chiche” cursó la primaria en la Escuela Nº 2 de Empalme Lobos y el secundario lo realizó en el antiguo Colegio Nacional. Siempre fue un amante de las instituciones deportivas y el Club Social Deportivo y Biblioteca Popular Rivadavia fue su obsesión durante sus 86 años de vida.

Con sus padres iba en su niñez al club albirrojo, a la vez que practicaba básquet junto a sus amigos. A los 19 años terminó el secundario y se fue a Buenos Aires a estudiar Medicina, pero a los dos años después tuvo que volverse a Lobos por problemas económicos de su familia. Sus padres también lo extrañaban, el paradigma del hijo único se hacía notar en la casa de Independencia 49, en Empalme Lobos.

En el año 1954 rindió el examen para ingresar en la administración del Ferrocarril en Empalme. Un año más tarde conoció a su compañera de toda la vida: Elsa Madala. Un amor que duró toda la vida y que ni la muerte pudo romper. Seis años después contrajeron matrimonio y tuvieron a sus únicas dos hijas: Marcela e Ivana.

Ya en 1958 logró el puesto de Secretario en el Honorable Concejo Deliberante de Lobos, representando a los Radicales en el gobierno de Arturo Frondizi. Tuvo muchas pasiones a lo largo de su historia, pero sin duda que la política dejó una marca grabada en su corazón.

En el año 1965 se inauguró la pileta de natación en el Club Rivadavia, en la presidencia de Buratti. En ese entonces, Juan José era el secretario de la institución. En 1969 se creó el Estadio de fútbol propio del club, donde ahora está situado el circuito de motocross “El Lagarto”. “Chiche” estuvo presente en cada acontecimiento que vivió Rivadavia, siguiendo y formando cada paso que se realizaba.

Entre sus profesiones se destacan la de preceptor en el Colegio Comercial de Empalme Lobos; también fue periodista en el Diario La Mañana de 25 de Mayo. Un trabajador incansable que amaba todo lo que hacía, la pasión y el fervor por crecer día a día lo llevaron a ser grande entre los grandes.

Junto a “Chiche” Morena y Carlos Veleda impulsaron el proyecto del gimnasio ubicado en la calle San Martín, una de las perimetrales de la entidad. Otro sueño cumplido para toda la familia empalmeña: un lugar físico donde se podían desarrollar actividad como el básquet, tenis, voley, fútbol salón y muchos más.

Como Secretario de Veleda cumplió con un “capricho” que sigue vigente hasta el día de la fecha: los reyes magos que entregaban regalos a los niños de toda la comunidad. Con poco presupuesto pero mucho corazón, el club compraba esos juguetes para sacarle una sonrisa a cada nene que era acompañado por su familia. Previamente a la noche de reyes, una camioneta con “Melchor, Gaspar y Baltasar” recorría Empalme y Lobos regalando caramelos a cada individuo que se cruzaba en su camino.

En el año 1991 dejó el cargo que ocupaba en HCD y se inició como presidente en la institución de sus amores. Estuvo en el cargo hasta el año 2010, donde su familia le pidió que de un pasado al costado debido a sus problemas de salud. En su reemplazo quedó “Totho” Babino, una eminencia dentro del club que siguió firmemente el legado que le dejó Scasso.

La Biblioteca, su pasatiempo entre tanta lectura. La pileta de natación, en la cual nunca se sambuyó debido a su poco gusto por el agua. El gimnasio donde tantos momentos lindos vivió. El llanto al entablar cada conversación sobre su querido Rivadavia. Todos esos recuerdos que quedaron en su memoria y en la de cada hincha, cada socio, que nunca se olvidarán del padre que fue para la institución.

Agradezco a Hugo Merlotti y todos los chicos de fútbol por elegir el nombre de Juan José Scasso para el nuevo estadio de fútbol del Club Rivadavia. Hoy me permití una cuenta que tenía pendiente, algo que a él le hubiese encantado ver en persona: hacerle un homenaje a un emblema que se desvivió por sus colores y por su familia, el gran Juan José “Chiche” Scasso.