La voz del cuerpo … ¡Escuchémosla!
Nueva edición de “La columna de los viernes”, por parte de Silvia Yarke.
Después de un intenso día de trabajo, llegamos con el cuerpo fatigado y, la mayoría de las veces, con molestias en la espalda, el cuello y los hombros. Sentimos que nuestro cuerpo pesa y nos es imposible enderezarnos. Ese es el momento en el que, mediante el ejercicio, debemos lograr una espalda fuerte, sana y flexible.
La postura del cuerpo refleja el estado de ánimo y parte de nuestra personalidad. Los hombros caídos y la espalda encorvada muestran el cansancio y la pesadez de la vida que llevamos. Por esto, debemos corregir nuestra postura, trabajar la musculatura y oxigenar el cuerpo para sentirnos mejor.
Sin darnos cuenta, nuestras rutinas y trabajos nos llevan a formar cuerpos con músculos poco balanceados que se fatigan rápidamente causando dolores. Somos nosotros mismo quienes hacemos que nuestra espalda se ponga rígida.
Debemos flexibilizar nuestra columna, haciendo que cada movimiento se aun placer para el cuerpo y alivie las tensiones diarias. La espalda debe estar siempre larga en cada uno de los movimientos de la vida diaria.
Debemos tomarnos el tiempo para ejercitar el cuerpo, dormir lo necesario y llenarlo de vitaminas y energía a través de una buena alimentación, sin olvidar darnos unos minutos de relajación al día, donde el cuerpo se flexibilice y se estire.
Tenemos que poner especial énfasis en ésta constante necesidad de estirarnos y relajarnos. Debemos tomar un momento para movernos, expandirnos y soltar las articulaciones para así oxigenar nuestro cuerpo y hacer circular sangre luego de horas de sueño.
“Pilates nos ayuda a mejorar nuestra calidad de vida y dignifica la calidad del ser humano”
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